Por Javier Parenti (Especial para argentinorosario.com.ar)

Un triunfo tranquilo, de esos que vienen bárbaro para mirar hacia adelante y ver que el camino elegido para transitar el torneo es el correcto. Porque Argentino lo obtuvo con la intención de buen juego que mostró en anteriores partidos y el sacrificio necesario para sostenerlo. Es que si bien empezó a abrazarse en el adicional del primer tiempo y lo aseguró quince minutos después, fue producto de la intención y la clara muestra de superioridad sobre Lugano.
La jugada que graficó la diferencia se dio en el minuto 46 de la etapa inicial, cuando Verón la peleó por izquierda, Alvarez la metió al área para Pons, que la ganó con ganas y tiró al medio para que Calero definiera como goleador: “Le di con la rodilla derecha”, dijo Franco.
Pero esta no es la característica de este delantero, sino basta con repasar que cuatro minutos antes tiró una rabona en el costado izquierdo y repitió a los 86’, no por cancherar por el 2-0 sino porque no le quedaba otra. También fue el protagonista del segundo grito salaíto, cuando a los 60’ enfrentó al arquero y lo exigió tanto en su respuesta abajo que la pelota se desvió hacia el palo izquierdo, por donde entraba atento Luciano Pons para enredar la pelota en la red.
Y el 2 a 0 empezó a resultar escaso como diferencia cuando la visita se desesperó ante la adversidad. Sus variantes ofensivas no resultaron, tanto que lo único que crearon fue por un par de inseguras salidas del arquero Andrada, y desequilibraron el mediocampo que le oponía resistencia a Argentino en aquellos olvidables minutos del primer tiempo.
Pero el tercer gol que el salaíto merecía no llegó. Lo tuvo Pons cuando no esperaba que se le escapara la pelota de las manos al arquero visitante (68’). Dos minutos después Calero terminó una jugada que había empezado, y no lograron definir ni Pons ni Sayal, pero el arquero se la tiró al córner. Y cada vez que Argentino avanzaba lo hacía convencido, pero también seguro de que se sentía bien parado.
Los tres puntos valiosos se quedaron en el Olaeta y no sólo sirvieron para dejar atrás dos presentaciones sin triunfos sino para que el equipo se concientice que así se puede